Yo no juego


Jorge Salado no para de reir, apenas para un segundo entre carcajada y carcajada para limpiarse con la manga de la chaqueta las lágrimas. Enfrente su entrevistador no da crédito a lo que está presenciando. Las paredes de la sala de reuniones, preparadas para el aislamiento acústico no pueden evitar callar la risotada, traspasándolas al exterior con un toque de subwoofer.

- Perdone, pero no entiendo que le causa tanta risa...

Ya jadeando del cansancio de la risa, Jorge se afloja el nudo de la corbata, respira hondo, se seca las lágrimas mira durante un instante a los ojos de su interlocutor, se pone de pie y antes de salir por la puerta volviéndose a anudar la corbata, responde: no gracias.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Insuperablemente bueno!

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